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Tras la caótica disolución de Sex Pistols, Johnny Rotten no tardó mucho tiempo en volver a ser John Lydon y puso manos a la obra para echar a andar un nuevo proyecto que se alejara de los encorsetados clichés en que había caído el rock, y por extensión, el punk. Pronto encontró a varios músicos que compartían sus deseos de experimentar con otros sonidos: Se puso en contacto con John “Jah Wobble” Wardle, viejo conocido de su época escolar, y le propuso tocar el bajo basándose en su mutuo interés musical. Wobble aceptó, pese a que no dominaba el instrumento, pero aprendió sobre la marcha y su talento natural hizo el resto. Los otros convocados fueron el guitarrista Keith Levene (ex integrante de los primeros The Clash) y el baterista canadiense Jim Walker, quien respondió a un aviso publicado en el desaparecido semanario Melody Maker. Sin un nombre definido, comenzaron a ensayar en mayo de 1978, hasta que dos meses después, Lydon bautizó oficialmente a la banda como Public Image Ltd., nombre tomado de la novela “The Public Image”, publicada en 1968 por Muriel Sparks, donde se relata la historia de una actriz emergente que cultiva meticulosamente su imagen pública frente a la prensa y los fans para ocultar su falta de talento.

Al contratio de lo que sucede en la novela, el talento acá no escaseaba: El impresionante progreso de Wobble, quien desarrolló un estilo que desechaba las cualidades percusivas de las cuatro cuerdas al integrar técnicas de los músicos jamaicanos – como usar cuerdas viejas en su instrumento, ya que no tienen tañido- junto a la precisa ejecución de Walker y la extraordinaria técnica de Levene (“El Jimi Hendrix del post punk”, lo llamaron por ahí) capaz de extraer sonoridades tan extrañas como novedosas, ayudaron a tender un puente hacia el nuevo sendero que comenzaron a recorrer, en donde confluían el dub, el krautrock, toques de electrónica, funk y experimentación a destajo.

Áspero, arisco, incómodo, pero también rítmico y envolvente, Public Image (First Issue) comenzó a ser grabado en los lujosos estudios Townhouse y The Manor,propiedad de Virgin Records, pero la banda gastó el presupuesto antes de finalizar el álbum, por lo que debieron terminar instalámdose en un modesto estudio londinense especializado en reggae para registrar los tres últimos temas. Decididos a hacer tabula rasa respecto al pasado, Lydon y PiL estaban contra todo y contra todos: el inicio con “Theme” es un enorme corte de mangas que se extiende por nueve minutos, propulsado por una repetitiva base de bajo y batería mientras la disonante guitarra de Levene allana el camino para que el nihilista discurso de Lydon, una mezcla de rabia y angustia que de seguro espantó a quienes esperaban iniciar un pogo. La Iglesia Católica es repasada en las dos versiones de “Religion” (canción que había sido rechazada años antes para el repertorio de Sex Pistols) y “Annalisa” (el desgarrador relato de un exorcismo real, en el que los padres de una chica supuestamente poseída decidieron dejarla morir de hambre); en “Public Image” ajusta cuentas con sus antiguos fans (“You never listened to a word that I say / you only seen me for the clother that I wear / And if the interest go so much deeper / It must have been to the color of my hair”) y con su ex manager Malcolm McLaren (“ Two sides to every story / somebody had to stop me / I’m not the same as when I began / I will not be treated as property”), quien se lleva unos cuantos raspacachos adicionales en la cáustica “Low Life” (“Ego-maniac traitor / you never really did understand / You fell in love with your ego / It did not fit into plan”). El ingeniero de grabación y hasta el propio sello Virgin también recibieron unos cuantos dardos en la final “Fodderstompf”, una jugarreta a costa de la música disco y las canciones románticas con las voces de Lydon y Jah Wobble amplificadas a través de una cámara de eco, que fue alargada hasta casi ocho minutos -en donde incluso rociaron el contenido de un extintor contra los micrófonos- solo para que el disco superara los treinta minutos de duración mínima exigidos por contrato.

Esta reedición del sello Light In The Attic, que respeta la portada original con su icónico diseño basado en las revistas de información y espectáculos, marca la primera vez que el debut de PiL estuvo disponible oficialmente en Estados Unidos: En 1978, Warner Bros. consideró al álbum como “extremadamente poco comercial” para licenciar su lanzamiento, por lo que durante décadas Public Image (First Issue) sólo pudo conseguirse como artículo de importación. Este primer prensaje limitado, que puedes encontrar en Kali Yuga Distro, es la versión deluxe  que incluye una hermosa funda gatefold, un vinilo de 180 gramos, un poster, inserto con letras y créditos, stickers, un parche, un set de chapitas y una tarjeta de descarga, con la que se puede acceder a una entrevista de John Lydon para la BBC -realizada en 1978 ad portas del lanzamiento de la placa- y la frenética “The Cowboy Song”, lado B del single “Public Image”, inspirado en la música de la serie “Bonanza”.

La deconstrucción constante de este álbum, que aplicó técnicas de producción de la música disco al propulsar el bajo y dejar en primer plano la guitarra, logró sentar las bases de una nueva forma de trabajar el sonido, que sería seguida por bandas como LCD Soundsystem, Slint, Sonic Youth o The Jesus Lizard. Documento fundamental de la era post punk, Public Image (First Issue) nunca deja de sorprender, y, sobre todo, continúa sonando adelantado a su época además de ganar lustre con los años. A por él.

Pablo Renato

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