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El fin de la carrera de Talk Talk vio a sus integrantes tomar caminos muy diferentes. Mientras Lee Harris y Paul Webb se involucraron inicialmente en proyectos como O.Rang o Heligoland, el tristemente desaparecido Mark Hollis eligió el silencio. Convertido -muy a su pesar- en estrella pop gracias al éxito de la banda con singles como “Talk Talk”, “It’s my life”, “Such a shame” o “Life’s what you make it”, se volcó a una apacible vida familiar en el sur de Londres, desde donde saldría en contadas ocasiones a dar muestras de su inmenso talento.

Una de esas ocasiones fue el lanzamiento de esta placa homónima, el único trabajo acreditado a su nombre en donde el músico logró la continuación natural de Spirit Of Eden (Parlophone, 1988) y Laughing Stock (Verve, 1991) los dos últimos e inmensos álbumes de Talk Talk, con los que sentó las bases de eso que alguna vez se llamó post-rock -una actitud más que un sonido en particular, si me apuran-. De hecho, este disco inicialmente sería acreditado a la disuelta banda y llevaría por título Mountains Of The Moon… confiemos en que el bueno de Mark logró que se impusiera la cordura, dejando esos nombres en el olvido.

Apoyado por el ingeniero de sonido Phil Brown (colaborador en Laughing Stock), los músicos Phil Ramacon, Dominic Miller y el productor/compositor Warne Livesey (presente en trabajos de The House Of Love, The The o Midnight Oil), Hollis plasmó en ocho temas una forma de hacer y pensar la música que hasta hoy sigue superando la prueba del tiempo. Melancolía, ambientes nocturnos y elegancia son elementos que están presentes en cada una de las piezas que componen esta obra, donde, junto a la exquisita instrumentación utilizada, el silencio juega un papel tanto o más importante: “Antes de tocar dos notas, aprende a tocar una sola. Y no toques esa nota a menos que tengas una razón para hacerlo” era una frase que Hollis convirtió en regla de oro ya a fines de los 80’s, y acá fue nuevamente aplicada a conciencia.

Sosegados, minimalistas y delicados, los poco más de 44 minutos que transcurren entre la inicial “The colour of spring” hasta el final con “A new Jerusalem” crean envolventes atmósferas intimistas gracias a la inclusión de piano, guitarra acústica (“Westward bouce”) batería o instrumentos de viento como corno, clarinete, fagot y armónica (“A life (1895-1919”, donde se cuenta la trágica historia del soldado Roland Leighton, fallecido en la Primera Guerra Mundial y pareja de la enfermera, escritora y activista feminista Vera Brittain), sin dejar de lado su voz, que aparece y desaparece como un fantasma para llenar espacios solo cuando es estrictamente necesario, hasta disolverse junto a los últimos acordes de “A new Jerusalem”.

Lanzada originalmente solo en CD por Polydor, y reeditada en exquisitos prensajes de vinilo en 2003, 2011 y 2019, ésta es una obra que no hace más que crecer con el tiempo, convertida ya desde el primer momento en un necesario refugio contra las prisas y apremios de la vida moderna. Absolutamente necesario.

Disponible en disquería Kali Yuga Distro